29.6.06

Decisiones inconsultas

Los delegados de La Gaceta rechazamos el acto patoteril de algunos dirigentes de la Asociación de Prensa de Tucumán expresado abiertamente en el portal primerafuente.com y a viva voz en algunos sectores de la empresa.
Como representantes y trabajadores de la empresa desconocemos el carácter del pedido de asambleas por secciones efectuado por la APT y rechazado por La Gaceta S.A. No fue eso lo que resolvió la asamblea de los trabajadores, realizada el 22-6, sino la realización de reuniones sectoriales para fortalecer el reclamo de un aumento salarial y concoer los problemas espectíficos de cada área de trabajo. El pedido de los tabajadores que esgrime esa nota, además, no existió de ese modo.
Fue unilateral e inconsulta la decisión de las autoridades de la APT, con las que esperamos contar para las negociaciones por un necesario reajuste salarial. Y tal como dice la noticia de primerafuente desconocemos esa convoctoria para la que no fuimos consultados como representantes. Llama la atención que la página gremial se haga eco de este tipo de chicanas y que, por ejemplo, haya obviado durante tres días que en El Siglo hubo despidos.
Es hora de anteponer las necesidades y urgencias de nuestros compañeros sobre los conflictos que surgen por las diferencias políticas entre algunos de nosotros y la actual directiva del gremio, institución que por supuesto integramos y defendemos. Esperamos observar en esos dirigentes las mismas actitudes. Ya habrá tiempo para confrontar posiciones, siempre que no se pongan en peligro los derechos de los trabajadores.

28.6.06

La Ciudad también quiere sus delegados

(miércoles 28-06-06).- Los trabajadores de prensa que integran la redacción del diario La Ciudad, solicitaron hoy a la Asociación de Prensa de Tucumán, la convocatoria a elección de delegados en ese matutino. Según compañeros de La Ciudad, la elección podría realizarse también el 11 de julio, unificándose de esta manera, la elección que llevarán a cabo los trabajadores de El periódico. En tanto, aparece como inminente una similar convocatoria en el diario El Tribuno que deberá resolverse, según se supo, entre los trabajadores de ese medio en los próximos días.

El valor de la representación gremial

Los compañeros de El Periódico cuentan por qué resulta necesario elegir a sus propios representantes como delegados de empresa.


(miércoles 28-06-06).- Somos trabajadores de El Periódico. Una empresa periodística que desde su aparición en 1994, pasando por el intempestivo cierre de 2001 y su nueva aparición el año pasado, nunca se caracterizó por el respeto irrestricto a las leyes laborales. Es por eso que sus empleados históricamente, buscaron la forma de hacerse oír y respetar organizándose y eligiendo democráticamente a sus representantes en la figura de los delegados de empresa.

En esta nueva etapa, El Periódico cuenta con menos trabajadores que en su primera época. También mudó su redacción a una pequeña oficina en un edificio céntrico que no reúne las condiciones mínimas de seguridad para albergar a los más de 30 compañeros que prestan servicio a la empresa. Lejos estamos de gozar plenamente de los beneficios de la Ley 12.908 Estatuto del Periodista del Profesional. Sin delegados gremiales, hasta ahora resulta difícil que los responsables de la firma atiendan nuestros pedidos de mejoras en las condiciones de trabajo. Sobresalen sí, algunos acuerdos particulares que sólo estimulan la salida individual y atentan contra el interés del colectivo y de una pelea conjunta por nuestros derechos.

Queremos dejar atrás definitivamente la década del ’90 que destruyó la confianza y la solidaridad entre trabajadores. Estamos convencidos que con organización, participación efectiva y voluntad democrática iremos recuperando plenamente el goce de nuestros derechos como trabajadores de prensa con salarios dignos y respeto por el ejercicio de labor periodística.

Es por eso que los empleados de El Periódico, este 11 de julio elegirán a sus nuevos representantes. Hemos logrado la unidad necesaria en nuestra redacción para impulsar la elección de delegados; éste es un primer paso en la recuperación de nuestra dignidad laboral y la base para la construcción de un nuevo modelo gremial participativo, democrático y sustentado por sus compañeros de base.

27.6.06

Elegirán delegados en El periódico

(martes 27-06-06).- Los trabajadores de prensa del semanario El Periódico presentaron hoy, una nota a la Asociación de Prensa de Tucumán para que nuestra entidad gremial notifique a la empresa la realización de la elección de delegados, según establece el Estatuto de la APT en su artículo 39. Los compañeros de El periódico, elegirán a sus representantes el próximo 11 de julio del corriente año.

Fabián Seidán y el conflicto de El Siglo

Respuesta de nuestro compañero Fabián Seidán al mensaje de solidaridad de los compañeros de distintos medios ante el fracasado intento de despido en El Siglo.

Estimados colegas y compañeros, les agradezco desde ya toda la preocupación
puesta de manifiesto durantes estos últimos días y el apoyo incondicional anunciado tras la noticia de mi despido. Por eso quiero informarles que en la jornada de hoy (lunes), luego de un breve encuentro que mantuve en la oficina del diario con representantes de EL SIGLO, se aclararon los malentendidos, reincorporándome a mis tareas habituales a partir de las 15.00.
Quiero destacar, especialmente, el apoyo brindado por un grupo de compañeros de la redacción que se movilizó tras el despido, como el de los dirigentes de la APT Tato Heredia y Domingo Gil, los únicos que se acercaron y participaron sin condicionamiento de las asambleas, como verdaderos hombres de bien (sin importarles de quién se tratase el compañero despedido, sea o no afín a los intereses del gremio).
Lamento que otros compañeros que se hacen llamar gremialistas no hayan aparecido, hayan querido hacer leña del árbol caído, o sacaran en cara "cuestiones políticas" en un momento tan delicado para cualquier trabajador.
A ellos le digo que el apellido Seidán está limpio, no se vende, no traiciona y siempre va de frente con la verdad.
Nuevamente gracias y espero que así como en mi caso se hizo Justicia, les digo que en mi condición de delegado de los empleados de EL SIGLO seguiré trabajando con igual ahínco como lo venía haciendo hasta aquí, por aquellos compañeros que realmente se lo merecen.

Fabián Seidán

Solidaridad con nuestros compañeros de El Siglo

Delegados de la Redacción de La Gaceta se solidariza con los compañeros a
los que El Siglo pretende dejar sin trabajo. Así mismo, nos ponemos a
disposición de los compañeros, y estamos dispuestos a acompañar sus
asambleas y movilizaciones, si fuera necesario.
No aflojen, juntos van a poder torcer esta arbitraria decisión.
Hasta siempre.

Facundo Pereyra, Valeria Totongi y Gustavo Rodríguez (delegados)

23.6.06

Alerta

DESPIDOS EN EL SIGLO

(viernes 23-06-06).- Una vez más, los dueños del diario El Siglo se comportan como patrones de estancia. A una semana del conflicto generado por la demora en el pago de sueldos, los telegramas de despido empezaron a circular. Dos trabajadores ya los recibieron: Mónica García Compareid y Fabián Seidán, con el agravante de que este último es delegado.

La Corriente de Trabajadores de Prensa se solidariza con los compañeros de El Siglo, y esperará junto a ellos y a la APT la resolución del conflicto, que podría darse el lunes.
Convocamos al resto de los trabajadores de prensa de la provincia a estar alerta y a responder a las posibles convocatorias que surjan de la Asamblea de El Siglo, en busca de apoyo y solidaridad.
Como siempre, la Corriente se mantiene expectante y dispuesta a participar en lo que los compañeros damnificados consideren necesario.

CTP Corriente de Trabajadores de Prensa

21.6.06

Por una jornada de reivindicacion y lucha

DIA DEL PERIODISTA

Las dificultades para acceder a la información, la censura y la falta de transparencia no son sólo problemas que sufrimos los periodistas en nuestra relación con los poderes públicos. Estas situaciones también se viven en las empresas en las que trabajamos y, lo que es peor, en la relación con el gremio que supuestamente debe defendernos.

Hoy, la representación gremial y la democracia sindical son una utopía. Hay cada vez más
trabajadores precarizados, que cobran magrísimos salarios "en negro", o -peor aún- que tienen que "pasar factura" vendiendo publicidad para poder ejercer su oficio. Ante esto, vemos que la Asociación de Prensa gasta en afiches y publicidad, pero no mueve un dedo para obligar a esas empresas a cumplir con lo que estipula la ley.

La ausencia de una verdadera democracia interna, con mecanismos que nos permitan a los
trabajadores discutir nuestros problemas abiertamente (y que éstos sean escuchados), la falta de respuesta de la Asociación de Prensa ante despidos de compañeros o amenazas de las
patronales, las prácticas de clientelismo a través de préstamos y subsidios, la censura interna de las opiniones y las decisiones tomadas de manera inconsulta son una constante en nuestro
gremio. Por eso, desde la Corriente de Trabajadores de Prensa, insistimos:

NADA PARA FESTEJAR
Por una verdadera democracia sindical, con libertad y dignidad

20.6.06

Dia del Periodista


Afiche publicado el pasado Día del Periodista por la Corriente

Por un gremio democrático y participativo

Malas condiciones de trabajo, sueldos bajos, precarización aparentemente sin límites, fuertes trabas para desarrollar con libertad nuestras tareas...

Son muchos los problemas que los trabajadores de prensa debemos afrontar. En este momento, el auge de medios gráficos, radiales y electrónicos motivó un incremento en la base de trabajadores (periodistas, fotógrafos, operadores, diagramadores, técnicos, etc.).

Pero debemos admitirlo: este conjunto no está organizado. A las presiones externas (desde el gobernador hasta el último funcionario provincial, municipal o comunal) se suman las que se viven en cada redacción o estudio. Los empresarios ejercen diversas formas de violencia laboral y psicológica, generalmente sin sutilezas.

La primera de todas estas violencias es el bajo salario. La segunda, las trabas para que los trabajadores se organicen, puestas bajo amenazas. La tercera, la censura manifiesta en los contenidos, con discursos "a favor de" y "en contra de".

Todos estos ataques a la dignidad de las personas cuentan con la complicidad de gobernantes más interesados en perpetuarse que en conducir y en controlar que en asegurar la democracia. Y claro que los empresarios del sector participan en la explotación del trabajador, con actitudes como las mencionadas.

Estas condiciones motivaron a un grupo de personas a intentar construir un modelo distinto. Lo hacemos a través de la Corriente de Trabajadores de Prensa, con la premisa de escuchar todas las voces, disentir y trabajar para reclamar lo que consideramos justo y obtenerlo. Hoy reeditamos esta experiencia plural, participativa y democrática que nació en 2005.

El único anhelo que nos anima es el de participar y debatir, sin confrontaciones estériles. Reivindicamos a la Asociación de Prensa de Tucumán como la casa de todos los trabajadores del sector, sin que nadie se arrogue su exclusiva propiedad. En ese ámbito queremos discutir propuestas con un único objetivo: mejorar la calidad de vida y de desarrollo de nuestra profesión. Eso se llama democracia, y queremos que sea participativa. Estamos dispuestos a ejercela, promoviendo el surgimiento de dirigentes y promoviendo el recambio generacional, y combatiendo los personalismos.

Apuntamos a que el trabajador de prensa de cualquier medio tenga un sueldo digno, no sólo para asegurar su calidad de vida, sino para trabajar en libertad, sin ser vulnerable a la influencia o coacción de nadie.

En forma paralela, reclamamos la sanción y promulgación de la Ley de Acceso a la Información Pública. Creemos que esta herramienta no sólo es el marco fundamental para desarrollar nuestra tarea, sino que es el reaseguro para que cualquier ciudadano controle a sus gobernantes. Además, la reforma de la Constitución Provincial debería haber sido aprovechada para que factores como el derecho a la información (que beneficiaría a la democracia como sistema y a la sociedad en su conjunto), sea incorporada a la Carta Magna. Eso debería ser parte del trabajo del gremio como parte del compromiso que debería tener con la realidad de la sociedad en la que vivimos.

Estos, como muchos otros, son temas que los trabajadores de prensa deberían poder debatir en un marco de contención y resolución, como es nuestro gremio, y por ello propiciamos que se abra esa posibilidad.

A su vez, consideramos que ninguna de estas premisas puede funcionar en forma aislada de la otra.

Para alcanzar el bienestar común, es necesaria la participación. Pero no sólo la que da la concurrencia a ocasionales reuniones o fiestas, sino a una verdadera y franca apertura democrática. La generación de espacios de capacitación (profesional y política), y sobre todo de debate y discusión, es la que debe marcar el rumbo de las acciones concretas en defensa de los derechos de los trabajadores.

Nos sumamos con una línea de pensamiento y participación directa en la vida política de nuestro gremio y de nuestra sociedad, y rechazamos cualquier intento por descalificar a la institución, más allá de las diferencias que hoy tenemos con quienes la conducen.

Son estas un par de ideas que lanzamos a la discusión, pero con la esperanza de que varios compañeros brinden sus aportes para que sean debatidos. Es la única forma de crecer, profesional y personalmente.

Sólo así seremos útiles y retribuiremos a nuestra sociedad, la destinataria de nuestro trabajo y esfuerzo.

Compañeros de La Gaceta, El Siglo, El Tribuno, El periódico,

Canal 10 y Radio del Plata

¿Por qué renunció Facundo Pereyra a la APT?

Nuestro blog es un espacio para la reflexión y el debate, es por eso que encontrarán material polémico y muchas veces silenciado por nuestra propia casa, la Asociación de Prensa.

A continuación, reproducimos la renuncia de Facundo Pereyra, integrante de la CTP, a su cargo de secretario Gremial de la APT.

San Miguel de Tucumán, 7 de febrero de 2005.

A la Comisión Directiva de la Asociación de Prensa de Tucumán
y a los compañeros del gremio

Me dirijo a ustedes para informarles que renuncio al cargo de Secretario Gremial de la APT, y también al de vocal de la Obra Social del Personal del Prensa, que aún no asumí formalmente. Creo que hay otra forma de hacer política, muy diferente a la que se instrumenta en nuestro gremio. Creo en la participación, en la pluralidad y en la transparencia como elementos distintivos del dirigente y de la organización.
Renuncio, entonces, por el hastío que me provocan situaciones que no comparto, y como parte de un sinceramiento (considero que debería generalizarse) al que llego por mi sostenido compromiso con nuestro gremio y por la honestidad y honradez con las que planteo cada acción de mi vida.
Además de motivos personales, me llevan a tomar esta decisión situaciones colectivas que me resultan intolerables por responder a esquemas no compartidos de conducción y generación de políticas gremiales, sociales y culturales. Algunas de ellas paso a detallar a continuación.

El nuestro es un sindicato que no pudo todavía encarar sus conflictos gremiales con la suficiente fuerza y madurez. La falta de participación de los afiliados es una clara muestra de ello, y una de nuestras más grandes falencias institucionales. Ello tiene, por lo pronto, dos evidentes razones: la destrucción de la cultura de la solidaridad, perpetrada durante el menemato, y la incapacidad de la organización para ponerse al frente de una lucha reivindicativa que lleva al menos 10 años de atraso.

Si bien en los últimos 15 años, el gremio pudo salir de su acotada visión para convertir a la obra social en una de las más fuertes y poderosas y al sindicato en una institución respetada e influyente, no se logró iniciar el proceso de transformación de la cada vez más dura realidad de cientos de compañeros precarizados.

El contraste entre la bonanza de la obra social y los $ 200 por mes que ganan movileros y empleados de radios, o los aparentemente eternos desbarajustes en El Siglo, muestran que la acción gremial no está siendo tomada con la suficiente seriedad por parte de toda la dirigencia, desoyendo así el reclamo de las bases.
Son varios los directivos que prefieren esperar a fin de mes para cobrar su cheque por gastos de movilidad y viáticos (y hasta autoasignarse una especie de aguinaldo) en lugar de ponerse al frente de la lucha por la dignidad de los trabajadores de prensa. Esos dirigentes hacen más difícil el camino hacia una apertura realmente democrática y participativa en la APT, y echan para atrás los esfuerzos de los pocos militantes que desinteresadamente aceptan el desafío de enfrentar los conflictos que nos afectan.

Esa forma de actuar, de dejar que en la APT todo transcurra muy lenta y desorganizadamente, sin apostar por la inclusión, la formación y la capacitación de nuevos dirigentes, sea tal vez una de las formas de mantener la hegemonía y el control sobre la económicamente exitosa estructura de la obra social, y de uno de los sindicatos de mejor prestigio e imagen pública.
Por eso, tal vez, quienes nos paramos con firmeza contra los individualismos y las decisiones inconsultas, pasamos a integrar un sector bastardeado y segregado. Un grupo que viene siendo sistemáticamente silenciado y relegado con la fuerza de los números. Nunca de la razón. Y debemos ir aprendiendo que la fuerza de uno no vale nada si no está rodeada por la fuerza de todos.
En cada congreso de la APT discutimos los grandes trazos de la política gremial. Pero ese debate no se tradujo en un proyecto institucional y orgánico, que logre aglutinar a dirigentes, militantes y afiliados. Esa carencia se debe esencialmente a la falta de espacios internos de discusión y formación, y genera el ingreso a ciertas áreas del gremio de personas con muy disímiles objetivos individuales y colectivos. La ausencia de estas políticas tiene sus razones y sus responsables.

La historia sindical argentina está repleta de ejemplos de organizaciones que fueron burocratizándose al poner a la estructura económica por encima de la política, relegando así la acción gremial. Muchos de los mejores y más capacitados dirigentes terminaron convirtiéndose en tecnócratas que se alejaron de las bases y pasaron a formar una tediosa casta de sindicalistas ricos con afiliados pobres. En muchos aspectos nuestra organización parece ir por ese camino.

La presencia de compañeros que dependen económicamente de la estructura tiene, por un lado, el noble y loable objetivo de ayudar a los que más lo necesitan; pero, por el otro, se convirtió en la forma de tener adeptos dispuestos a ir al choque en los debates que se formulan, aunque esa confrontación se da generalmente en el frente interno y no en la lucha gremial hacia afuera, contra las injusticias de los empresarios y del poder. La militancia tiene sus costos, y la organización debe cubrirlos. Pero quienes reciban viáticos deben estar capacitados y liberados de presiones servilistas.
También es para destacar la falta de apoyo casi constante, y de iniciativa, de la mayor parte de los directivos a la hora de enfrentar conflictos gremiales.

En nuestra rica y poderosa obra social es donde más se percibe el manejo arbitrario e inconsulto de los recursos monetarios y humanos. Por ejemplo, de las 5 propiedades adquiridas en 2004, se discutió la necesidad y oportunidad de sólo 2 de ellas. Las otras 3 se compraron directamente. En ninguno de los casos se hizo un análisis pormenorizado de las necesidades o de los servicios que cada casa cubriría.

Tal vez no todas eran necesarias, y se podría haber invertido el dinero en otras cuestiones también relevantes. Se trabajó sobre la marcha, sin planificar ni evaluar la utilidad de cada una, y aún después de las compras se discutía a cerca del destino que tendrían y de los cambios en su diseño y edificación.
El crecimiento de la obra social, debido casi exclusivamente a la muy buena gestión de algunos de los actuales dirigentes, llevó a quienes vienen conduciéndola a actuar a las apuradas, en pos de resolver los problemas que fueron surgiendo. Pero la falta de apertura hacia los afiliados y hacia la propia estructura de la APT, los fue dejando en soledad en la toma de decisiones, con la consecuente ampliación del margen de error. También permitió la consumación de arbitrariedades por parte de dirigentes que suelen reunirse en semi o total secreto en un hotel, para tomar las resoluciones más importantes.

No podemos dejar de cometer errores porque estamos tratando de hacer algo nuevo, en condiciones difíciles. No es un pecado cometer errores, sino volver a hacerlo, ocultarlos y no analizarlos. Debemos ir sobre nuestros errores para que no se repitan.

Un punto aparte en el análisis merece la reforma del estatuto de la obra social. El 14 de diciembre pasado, un día antes del vencimiento del plazo ampliado que otorgó la Superintendencia de Servicios de Salud para renovar las autoridades, se tiró sobre la mesa de la Comisión Directiva de la APT un nuevo modelo de estatuto que incluye, entre otras cosas, la ampliación de 5 a 8 de los miembros del Consejo Directivo de obra social (ese día fui designado vocal 3º). Se estableció, además que el mandato de las autoridades electas en esa oportunidad se extendiera a 4 años, hasta 2008, para unificarla con la gestión de la APT (dura 3 años). ¿Por qué no se nombró un consejo provisorio por un año, para que la unificación de mandatos se hiciera efectiva en 2005, cuando se renueven las autoridades del gremio que designan a los de obra social?
Oscar Gijena lo explicó claramente en una reunión posterior: si nos ganan el gremio, van a tener que convivir con nosotros, y si hacen bien las cosas, los vamos a acompañar. Lo que se disputa, continuó, es el poder (económico). Palabras más, palabras menos, fue el sinceramiento de la intención de perpetuarse en la conducción, o al menos de condicionar a los futuros directivos de la APT.

A este punto sólo se opuso la secretaria de Actas, Mariana Nofal. El desconcierto, la fatiga y el hartazgo me mantuvieron en silencio hasta hoy ante tamaña arbitrariedad, de la que no puedo ser cómplice. Este episodio es una muestra más (bastante grave) de cómo se construye poder con los recursos de la obra social.

Otro de los cuestionamientos importantes que hice durante mi gestión fue el de la incorporación a la planta permanente o como contratados a la obra social de familiares de algunos directivos, siempre con el argumento de la necesidad y la urgencia. Esa conducta no ha sido corregida por los responsables.

La discusión y la acción deben apuntar justamente a desarrollar una forma distinta de hacer política, un modo diferente de encarar nuestros conflictos sectoriales y también las condiciones que nos afectan como miembros de una sociedad tan compleja como injusta. Pero para que la discusión sea posible hacen falta más dirigentes en condiciones de conducir este proceso de construcción.
Es por este, entre otros motivos, que no puedo asumir como vocal de la obra social, una designación que debería enorgullecerme por los inocultables logros de nuestra institución.

Cada una de las cosas dichas en esta carta de renuncia fueron expresadas en su oportunidad, ya sea ante la Comisión Directiva o personalmente a algunos directivos. Por ello no creo que los planteos sean novedosos, y remarco aquí la ausencia de animosidad o mala intención de mi parte.

Este escrito no pretende ser una denuncia sobre hechos que, a mi criterio, no son actos de corrupción sino de manejo discrecional de los recursos económicos, que podrían derivar en situaciones mucho más complejas y delicadas. Por ello, no creo necesario detallar por ahora los episodios que considero cuestionables. También es la intención remarcar lo que considero que es una desacertada línea de acción política y gremial.
La confianza mutua es fundamental entre los miembros de una organización política que pretende aportar su granito de arena a la transformación social. En la APT esa confianza se fue perdiendo con gestos y actitudes que perturban a unos y a otros. No creo que haya malicia, pero las diferencias en la praxis política calaron hondo en las relaciones interpersonales de los dirigentes.

Esa falta de confianza se manifestó reiteradas veces como diatriba o calumnia. Algunos dirigentes pasamos a ser tildados de "enemigos", y algunos militantes y hasta empleados sufrieron aprietes en busca de definiciones innecesarias y ridículas. Los apretadores pretendían que los compañeros se definieran: estás con ellos o con nosotros. Estaban planteando así una división (interna) que responde a las claras diferencias que vienen apareciendo entre los dirigentes del gremio. Y evidencia también que empezaron a prepararse para una dura disputa electoral que podría terminar con su hegemonía y, así, con sus privilegios.

Corresponde aclarar que, por mi organicidad y respeto a las decisiones de la mayoría, no integro hasta el día de hoy ningún "nosotros", y mucho menos un "ellos". No integro facciones o grupos en la interna de la que vienen hablando desde hace varios meses. Parte del sinceramiento que propongo apunta justamente a no mezclar los tantos, y a no participar en componendas, sino más bien en contiendas claras y frontales.
Milito en el gremio para construir. No pretendo ocupar cargos a menos que formen parte del camino hacia una transformación real y profunda de las reglas de este perverso juego en el que siempre perdemos los trabajadores.

La renuncia de Fabio Ladetto como secretario de Organización, en noviembre pasado, marcó un punto de inflexión que, sin embargo, no generó autocríticas ni cambios de actitud. Durante estos últimos años compartí con él muchos análisis y críticas (varios fueron señalados por él en su renuncia, otros acá, en la mía), pero no me fui cuando lo hizo él porque consideré que era posible seguir peleando desde adentro para cambiar esas actitudes que considero nefastas. Me equivoqué, y lo ocurrido en la obra social con el cambio de autoridades (en realidad de trató de tres incorporaciones y del mantenimiento del resto, decididas luego de la renuncia de Ladetto), así lo demuestra.

La decisión que tomo hoy no es sencilla. Dejo en la APT interminables horas de trabajo junto a muchos valiosos compañeros, dejo ilusiones y varios asuntos pendientes, aunque también varios logros y conquistas muy importantes. No es mi intención detallar todo lo perdido y lo ganado en este lapso por la APT, sino solamente marcar algunas de la cosas con las que no estoy de acuerdo o que generan malestar en varios compañeros. También, algunas ideas de cómo debería ser conducido nuestro gremio.

Pero en la balanza está pesando más la máquina de impedir que se montó en el gremio, y la de transgredir patrones de conducta; no creo posible poder continuar así. Sería incoherente con mis objetivos, mis ideales y mis pautas éticas; y es lo último que quiero hacer.
Por eso, si el cambio no es posible en las actuales circunstancias por falta de voluntad, decisión, capacidad o por la conveniencia de algunos dirigentes, prefiero dejar ahora los cargos y continuar la lucha en cada espacio que se abra o se genere. Las enseñanzas y la capacitación adquiridas en este tiempo estarán a disposición de los compañeros que lo necesiten.

Hasta siempre.

Facundo Pereyra