21.8.06

Un gremio de todos, pero no tanto

Lo que dejó el IV Congreso de Trabajadores de Prensa

“No tanta democracia y censura previa”
Esos conceptos son los que rigen los destinos de primerafuente, el portal de noticias de la Asociación de Prensa de Tucumán que está vedado para algunos, porque piensan distinto, pero no para quienes sostienen el pretendido discurso único de nuestro gremio.
Esos conceptos no son antojadizos. Los esgrimió Gustavo Rossi para justificar su decisión de impedir que se coloque en esa página un link con el blog de la Corriente, tal como se solicitó formalmente hace más de un mes. La decisión fue expresada durante las discusiones de la primera jornada del IV Congreso de Trabajadores de Prensa en Horco Molle, en la comisión de acción gremial. Y fue avalada por el secretario general del gremio, quien usa la página para descalificar a este grupo, aunque no lo nombre directamente.
El pedido de la Corriente fue tildado de idealista. Y es cierto, eso es. Se basa en la idea de que la democracia se construye sobre el disenso y las diferencias, que cuando los objetivos finales son los mismos, pero los caminos a tomar diferentes, se pueden coordinar tareas y llegar a mínimos consensos que permitan avanzar en la búsqueda de una mejor calidad de vida para los afiliados al gremio y sus familias.
Parte de la idea de que pensar diferente no convierte a las personas en enemigas, porque no puede confundirse el nombre y la cara de los verdaderos enemigos de los trabajadores. Si esto ocurre, poco podrá hacerse para recuperar la dignidad.
Por todo esto, el idealismo es causa de orgullo y no de vergüenza. Pedir algo que es impensable en los parámetros de la forma de hacer política que predomina en el país, y también (lamentablemente) en la conducción del gremio, no es una locura, sino un sueño de democracia real, participativa y abierta. No es de ilusos pedir imposibles, sino de soñadores comprometidos con la realidad, y con esperanzas de lograr que algún día cambien los esquemas que rigen la actividad pública en el país y en el gremio.
Algunos dirigentes de la APT, como Domingo Gil, dijeron varias veces en el debate que “el gremio somos todos”. Nadie aclaró, en todo caso, que somos todos pero no tanto, o que no todos son iguales a todos, porque pocos son los que pueden opinar y proponer debates desde los medios del gremio, ideados para romper con el cerco informativo, pero no el que hay hacia adentro.
Otra consideración frecuente fue la de que “es un gremio de puertas abiertas”. Nadie aclaró si para entrar o para salir de él.
Este congreso, en esa primera jornada, dejó claro que la acción gremial produjo en los últimos tiempos los siguientes resultados: bolsones escolares, subsidios, miedo de los compañeros a las inspecciones y a las iniciativas d ela APT en cada medio, la precariedad laboral como un mal aparentemente sin solución y la falta de conocimientos de los derechos de los trabajadores de prensa. Por eso, la Corriente no participó en el cierre del congreso.
Llegamos con propuestas (hacer clic en el título de esta carta para acceder a los documentos), pero no hubo espacio para una discusión seria, sino sólo para escuchar la que pretende ser la única voz en la APT.
La idea de que el congreso serviría para debatir, y de que la democracia existe, es una ficción que lo mismos dirigentes se encargaron de explicar. Una máscara con la que pretende esconderse la vocación hegemónica de la cada día más burocratizada dirigencia.



Facundo Pereyra
Afiliado de la APT Nº 906
Delegado de la Redacción de La Gaceta
Ex Secretario Gremial de la APT
Integrante de la Corriente de Trabajadores de Prensa

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